lunes, 14 de abril de 2014

Murder in Baldur´s gate (sesión 7 final)



Y se acabó. Éste es el relato final, ya solo con finalidad autocomplaciente, de lo que les sucedió a los aventureros en la convulsa ciudad y cómo superaron los desafíos que acaecieron aquellos días.
La narración contiene spoilers sobre el desarrollo de la campaña, por lo que si no la has jugado y pretendes hacerlo, mejor que no leas lo que sigue. Para saber de donde viene ésto, dejo un enlace a la entrega anterior.
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Las pesquisas de los héroes trabajando para la Guardia de la ciudad les habían llevado a averiguar la existencia de una tienda de vinos donde se debía entregar el cargamento de pólvora que había explotado y se ocultaba dentro de una entrega de ataúdes vacíos. Alguien pretendía dar un golpe "sonado" si hacía uso de toda la pólvora que debía haber sido fabricada con los ingredientes llegados al puerto de la ciudad en los últimos meses.

Llegaron hasta la tienda de vinos donde se entregaban los féretros. Al abrirse paso hasta el interior descubrieron que no había rastro de ataúdes ni tampoco de la pólvora. Tan solo encontraron un acceso que descendía al sistema de acueductos y alcantarillado de la ciudad. También pudieron comprobar que les seguía y espiaba un grupo de soldados y varios sargentos de la Guardia. Se encararon con ellos y, pese a que trataron de hacerse pasar por una patrulla normal, quedó claro que estaban allí tras sus indagaciones.  Cuando pretendieron marcharse, sospecharon que a pedir refuerzos, se iniciaron las hostilidades. Justo entonces, desde una esquina cercana apareció un enfurecido Imbralynd Skoond con la intención de atacar al grupo sumándose a los hombres que el mismo había enviado tras ellos. El hombre del duque Torlin Silvershield demostró ser un hábil mago además de un consumado intrigante. El combate que se desató fue sucio y sangriento. Los sargentos de la Guardia eran nobles diestros en el arte de la esgrima y tumbaron a los héroes en un par de ocasiones. La magia del clérigo ayudó a sus compañeros cuando las puertas de la muerte se abrían para recibir a sus nuevos inquilinos. El propio hechicero se defendió hábilmente  y sus proyectiles mágicos atravesaron demasiadas veces los cuerpos de los héroes. Al final, cuando todo parecía perdido para el bando de Imbralyn y sus hombres, el hechicero recurrió a un pergamino con el que convocó a un elemental de fuego. Su último cartucho. Casi a punto de ser derrotado envió al monstruo ígneo hacia las profundidades de la ciudad con intención de hacer detonar la pólvora.
El elemental de fuego al servicio de Imbralyn


 El enano Snorri decidió arriesgar su integridad física y lanzarse en su persecución. Jamás lo atraparía descendiendo por la escalerilla de mano. Se zambulló de un salto hacia  las oscuras profundidades del túnel descendiente blandiendo su arma en ristre. La caída fue dolorosa, pero consiguió atrapar al elemental de fuego y asestarle el golpe que  destruyó a la ardiente criatura.

Eliminado el peligro se concentraron en interrogar a Imbralyn Skoond. Confesó que pretendía hacer volar todo el Gran Consejo de la ciudad y el Parlamento, con todos sus corruptos nobles dentro. La corrupción del Gremio de ladrones era tan profunda en la cámara que solo una purga solucionaría el problema aunque fuese a costa de las vidas de muchos inocentes. Los pilares en el subsuelo del Gran consejo estaban llenos de pólvora dispuesta para ser detonada. Pero le daba igual morir y no confesaría nunca si trabajaba o no para alguna de las facciones de la ciudad.

Skoond era el traidor que pretendía volar el Parlamento


Decidieron llevarle ante el duque Torlin Silvershield, quien no pareció sorprenderse. Extrañamente conspicuo les dijo que castigaría al potencial "terrorista" como se merecía. Cuando le quitaron la capucha y descubrió su identidad, pareció sentirse sorprendido. Les dijo que sería juzgado y condenado y que debían entregarle al cautivo. Pese a las sospechas y reticencias del grupo dejaron al mago bajo la custodia de los hombres del duque.

Silvershield sabía más de lo que aparentaba

Mientras, la ciudad estaba muy agitada por la ley marcial decretada por el comandante del Puño llameante, Ulder Ravengard. Pero parecía haberse superado el punto álgido del conflicto. Las diversas facciones se estaban dando cuenta que solo con una tregua pacífica y acuerdos, la ciudad se salvaría del desatre y  la autodestrucción.

El día siguiente, con representantes de las tres facciones reunidas, se anunció un edicto por el que se firmaba la paz entre todos los estamentos sociales. Se trabajaría por llegar a un consenso satisfactorio para todos, incluídos los habitantes de la Ciudad exterior que llevaban años clamando por sus derechos de ciudadanía. En un rápido apunte se hizo mención al terrorista Imbralyn Skoond que había sido sometido a  un juicio sumarísmo y condenado a muerte y colgado por su conspiración y traición. Los héroes serían reconocidos por su ayuda a la ciudad y restituída su honra y nombres. Se dejaban los actos honoríficos para el cercano Festival de la Luna. Tres días de fiesta que en ésta ocasión servirían para restañar las heridas entre todos los habitantes de Puerta de Baldur.

El díos de la matanza y el asesinato estaba detrás de gran parte de lo sucedido los últimos días.


Como los aventureros sospechaban, el espíritu de Bhaal, el dios de la matanza y el asesinato había quedado libre días atrás. En concreto, cuando dieron muerte a su peón y última encarnación terrenal, el duque Abdel Adrían. Desde entonces había revoloteado e influido en los ánimos y las mentes de los líderes de la ciudad potenciado sus instintos más irracionales para que en  la ciudad se produjesen más masacres y asesinatos. Aquel que cometiese más crímenes sería su nuevo Elegido. Cerca estuvo alguno de los héroes de atraer demasiada atención de Bhaal. Finalmente, el comandante Ulder Ravengard fue quien se adelanto en la singular carrera. Aunque por poco, todo sea dicho. En los últimos diez días se había derramado demasiada sangre por orden del radical militar. Bhaal estaba complacido y la primera noche de la Fiesta de la luna terminó de encarnarse en el militar.

Ravengard era el Elegido por Bhaal

La segunda noche de Festival se encaramó a lo alto de la Torre marítima de Baldurán junto con un grupo de soldados del Puño a quienes también sometía a control el espíritu de Bhaal. Con una gran catapulta comenzó a disparar grandes  proyectiles ardientessobre la multitud congregada en la Plaza del Mercado. El pánico y desconcierto se desató en el lugar. El fuego llovía desde el cielo causando muertes y destrucción.
Ravengard quiere que te unas a el y abraces la fe en Bhaal

Los héroes se lanzaron hacia la torre. Volaron con un barril de pólvora la Puerta de Baldur permitiendo el paso y el escape de los aterrados ciudadanos que intentaban alejarse de la muerte que suponía quedarse en la Ciudad Alta. Llegaron a la torre, eliminaron a algunos de sus secuaces y se enfrentaron a la aberración en que se había convertido el Comandante del Puño llameante. Poseído por parte del espíritu de Bhaal se deleitaba con cada muerte. Cada vez se sumaban más soldados al bando de Bhaal. Y claro, Ravengard intentó que los héroes no se opusiesen a sus planes. Pero finalmente y tras mucho sudor, consiguieron que descendiese de lo alto sin sus armas y, rodeado, por fin le dieron muerte.

Fueron rodeados por la multitud. Reconocieron su gran gesta y su ayuda. La ciudad siempre les recordaría. Se les condecoró y se les dio la opción de participar en la reconstrucción de la nueva Puerta de Baldur. Se celebraron funerales por los fallecidos y se escribió la historia en las crónicas de la ciudad de la Costa de la Espada. Un nuevo capítulo  en la nueva era que estaba cambiado Faerûn y todos los Reinos Olvidados.
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Como la cosa ha quedado larga, en un próximo post haré unas conclusiones sobre la experiencia, para mi muy positiva, de probar el nuevo D&D Next y jugar una aventura muy divertida y original y que alcanza un notable nivel de calidad.